jueves, 7 de febrero de 2013

ARRANCANDO MOTORES

Muchos son los días que han pasado desde que publicara la última entrada y no pocas las cosas que han pasado desde entonces.

Como ya dije hace tiempo las navidades fueron unas más que merecidas vacaciones, que sin duda debería haberme tomado mucho antes, pero hay ocasiones en las que hacemos cosas sin saber muy bien porque. La preparación del maratón fue dura, más seguramente a nivel psicológico que físico y esa ha sido una de las razones por las que finalmente decidí parar.

Era incapaz de enlazar 4 días seguidos de entrenamiento y todavía había dolores que seguía arrastrando desde hacia tiempo, así que la mejor opción fue parar, descansar, desconectar de todo y volver a la faena con motivación, ganas y ambición.

A lo largo de los años aprendes que para triunfar o conseguir cualquier meta hay que disfrutar con lo que haces y yo sin duda no lo estaba haciendo.
Es difícil disfrutar cuando tu cabeza divaga entre dos aguas y ni en los momentos que más lo requieren consigues concentrarte.

Seguramente, mi cabeza no esta donde debiera, pero sin duda en los entrenamientos es donde he encontrado mi principal vía de escape. No quiero decir con esto que quiera escapar de los problemas, porque si algo tengo claro es que hay que afrontarlos para que no te persigan toda la vida. Yo siempre he luchado por lo que he querido, pero siempre sabiendo donde está el límite.

Así que en ello estamos, recuperando la normalidad, con un mes de entrenamiento a las espaldas y volviendo a recuperar las sensaciones de quién se machaca cada día.

Las primeras semanas siempre son duras, un querer y no poder, donde las sensaciones siempre chocan contra la realidad que marca el reloj.
Así, con apenas 3 semanas de entrenamiento me presenté en el cross de Valladolid, a su vez campeonato de Castilla y León de campo a través, terreno en el que hacía ya dos años no me exprimía. No llegaba en las mejores condiciones. Con 3 semanas de entrenamiento sería absurdo pedir peras al olmo, aunque reconozco que en muchas ocasiones los mejores resultados los he conseguido en las más paupérrimas condiciones.

Tras una semana marcada por los miles de altibajos emocionales vividos y en la cual realice mis primeras series era el momento de la batalla.
Reconozco que camino de la competición no tenía ninguna gana de competir y a decir verdad era la primera vez que me pasaba, lo cual da clara evidencia de lo vivido días atrás. Sin embargo, tengo la virtud de que poniéndome una camiseta de tirantes y unos clavos y tras oír el disparo de salida no se parar mis piernas.

Empecé excesivamente conservador, por lo que tuve que hacer demasiados esfuerzos en los primeros kilómetros para ir progresando. En resumen mi carrera fue eso una continua progresión hasta conseguir la 12  plaza y quedarme con la miel en los labios de poder acudir al Cpto de España de campo a través por federaciones, pero con la sensación de volver a ser competitivo, ambicioso y sacando una vez más petroleo de donde no lo hay.

Sentí por primera vez que era yo quién controlaba mis piernas y que estas seguían a mi cabeza. Volví a disfrutar del atletismo, de la competición, pero sobre todo cargue las baterías de cara a mi próximo objetivo (Cpto de España de medio maratón), para el cual aún quedan muchos kilómetros por recorrer y muchas zancadas por dar.

El aperitivo ha empezado esta semana con 120km y unos dolores en mi cuerpo que hacía mucho no recordaba. Es época de volumen y con ganas o sin ellas los entrenamientos hay que hacerlos pero con cabeza, el camino es largo y no es momento de gastar balas innecesarias.

Un saludo a todos por vuestras innumerables muestras de apoyo, espero poder recompensaros en el asfalto.

PD: Prefiero morir de pie que vivir de rodillas